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LA SEMIÓTICA DEL HOMBRE. IMPRONTA DE LA SEMIÓTICA DE DIOS
DOSSIER
LA SEMIÓTICA DEL HOMBRE. IMPRONTA DE LA SEMIÓTICA DE DIOS
Pbro. Dr. Danny Johan Medina Ramírez
A modo de introducción
El siguiente artículo dará cuenta de un breve estudio de carácter redaccional y hermenéutico de la premisa filosófica/teológica: La semiótica del hombre, impronta de la semiótica de Dios. Con esta inferencia, queremos indagar en el ser humano desde la perspectiva ontológica, comunicacional, significado de sí, salida de sí, signo, símbolo, significado y significante primario y fundamental. Pues, el hombre es signo en sí mismo y consecuentemente es apertura comunicativa, ya que el signo es por naturaleza, significante y significado. Por esa razón, iremos descubriendo que la mayor significación de Dios es el hombre, a través del método antropológico trascendental, el cual nos muestra, cómo el hombre es por naturaleza apertura categorial-finita y apertura trascendental-Infinita.
Al analizar el hecho cristiano en la cultura actual y de modo preferente en el Occidente, constatamos la crisis de fe, trance que obedece fundamentalmente a una pérdida de significación de la fe cristiana. Es en el mismo hombre como ontos semiótico, en donde encontramos la respuesta. Nunca como ahora el hombre es tan sensible al signo que significa. La imagen impacta. Se verifica en la cultura hodierna, la tan conocida afirmación bíblica, el hombre “imagen y semejanza de Dios”. Aquí está el fundamento de la antropología cristiana. El hombre es ontológicamente comunicación de sí, significado de sí, salida de sí, signo, símbolo, significado y significante primero y fundamental. El hombre es signo en sí mismo y consecuentemente es apertura comunicativa, pues el signo es por naturaleza, significante y significado. Acudamos al axioma escolástico: “Operatio sequitur esse”. “El obrar sigue al Ser”. Sí, el hombre es, pero su “operación”, su actuar se manifiesta semióticamente. En el actuar descubro el “esse”. Siguiendo el Evangelio, “por sus frutos los conoceréis” Mt 12, 33. En fin, el actuar expresa el ser del hombre.
Leyendo a Ireneo de Lyon, “…el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado…” vemos que la antropología es cristología. La encarnación es la verificación de la signicidad divina en el hombre, pues en el hombre se mostró Dios. La crisis de significación del hecho cristiano puede tener respuesta en la antropología semiótica, que constituye el núcleo fundamental de la manifestación del mensaje cristiano: el “homo signum” es, no solo el hábitat natural de la experiencia de Dios, sino lo constitutivo que hace al ser humano, persona.
Mensaje cristiano como signo o antisigno
Una investigación sobre la estructura humana y la relación de Dios como estructura semiótica, con el ser humano, es una contribución real a la pérdida de significación del mensaje cristiano en la sociedad contemporánea que, paradójicamente, es sensible a los signos y símbolos, pese al positivismo que la envuelve.
La fe cristiana por esencia debe generar una respuesta en el hombre, pues de alguna forma toca la fibra humana. El signo sólo si no significa, es obsoleto o ahistórico, no produce interactuación. Siguiendo el pensamiento agustiniano, los signos son naturales y convencionales1 . Los signos naturales hacen referencia directamente y pese a la naturaleza representada, por ejemplo, el humo casi siempre es signo de fuego o las nubes son signo de lluvia venidera. Los signos convencionales son instituidos por los hombres; obedecen a una cultura. En los signos convencionales muchas veces son perecederos por fuerza de desuso. A ellos se hace referencia cuando se afirma que los signos pueden resultar insignificantes, es decir, no significan. En este contexto, el mensaje cristiano, que se ofrece en lenguaje humano y en el ámbito de cada cultura, puede resultar insignificante. Los signos utilizados ayer, pueden resultar inofensivos hoy, es más, pueden resultar antisignos, ya que se extinguen. De ahí la necesidad de comunicar el mensaje al hombre de hoy, dentro del lenguaje de hoy, sin cambiar el contenido del mensaje. En el fondo hay una constante, que el hombre es de naturaleza semiótica. El énfasis de esta estructura, es el hombre mismo. En la estructura semiótica humana se da el encuentro de Dios con el hombre.
De ahí que el mensaje cristiano exige un encuentro personal y sólo desde dicho evento intrínseco, puede existir un compromiso y un cambio de vida. He ahí la diferencia entre el mensaje cristiano y el mensaje de otras religiones. Las religiosidades expresadas de múltiples formas, enuncian en general, el sentimiento humano. La significación del mensaje cristiano, se traduce en la relación interpersonal. Dios que es un ser personal, se hizo persona en Jesús de Nazareth. Entonces, la teología se hace2 antropología y ésta a su vez, se vuelve cristología3.
El mensaje cristiano o es encarnado, si Cristo se hizo “carne” Jn 1, 14, o es alienación. Si es alienación está desencarnado de la realidad histórica del hombre. Tal mensaje no compromete al hombre socialmente. Las religiosidades son animistas, deifican objetos, lugares, instituciones; esto es alienan al hombre; lo hacen dependiente de ritos y esquemas preestablecidos. En esta relación, el hombre no tiene un compromiso en la polis. La fe cristiana resulta inocua cuando se reduce a expresiones religiosas y muchas veces alienante. En ese contexto es válida la crítica de L. Feuerbach y K. Marx, la religión es el “opio del pueblo”.
La semiótica antropológica expresada en los signos del lenguaje y del metalenguaje, se hace concreción en el hombre, como el lugar natural de la mostración de Dios. La constatación de la apertura trascendental propia del hombre, verificada por E. Kant y M. Heidegger, en Karl Rahner, discípulo de Heidegger, la deducirá en el método antropológico trascendental, plasmado en su tesis de grado, “Espíritu en el mundo”4 . En este trabajo Rahner, afirma que El hombre es el lugar de la revelación de Dios. Es decir, en clave semiótica: El Ser humano, es el lugar natural de la significación de Dios.
El ser humano como expresión sígnica de Dios
A lo largo del presente escrito se irá demostrando que el hombre es estructuralmente semiótico. En línea de F. de Saussure, Charles Sanders Peirce y Émile Benveniste, el hombre se comunica a través de signos5. El pensamiento humano quedaría inalcanzable y desconocido si no tuviera una manera de expresarlo.
De esta manera, el ser humano, en su estructura semiótica descubre la manera de comunicarse. Así Peirce, afirma que razonar es el arte de ordenar signos y la única manera de comunicar una idea directamente es mediante un icono6 . Una idea sin representación queda en la abstracción y no incide en la vida. El hombre por naturaleza es comunicativo y sólo los signos son el vehículo a través del cual el hombre se expresa. El ser humano, es un ser semiótico en cuanto es significante por naturaleza7, significante indica que genera una relación, un lenguaje, una interpretación.
De esta manera, en los animales los signos tienen una función sensorial, en el hombre los signos tienen una función representativa e interpretativa. En la estructura semiótica del hombre leemos la significación de Dios. El signo es una imagen, es una representación. Al leer al hombre descubrimos en él la expresión de Dios, mediante las cualidades y valores que va mostrando en su vida.
El signo es más significante, en la medida en que mejor represente la realidad que refleja. El hombre es más humano en la medida que refleje la experiencia de Dios. Aunque suene a dogmatismo, pensamos que, el ser humano cuando no representa a Dios va en contra de su propia naturaleza. Aunque, la representación de Dios antropológicamente no es necesariamente confesional.
La Iglesia afirma que el reconocimiento de Dios no se opone en modo alguno a la dignidad humana, ya que esta dignidad tiene en el mismo Dios su fundamento y perfección. Es Dios creador el que constituye al hombre inteligente y libre en la sociedad. Y, sobre todo, el hombre es llamado, como hijo, a la unión con Dios y a la participación de su felicidad. Enseña además la Iglesia que la esperanza escatológica no merma la importancia de las tareas temporales, sino que más bien proporciona nuevos motivos de apoyo para su ejercicio. Cuando, por el contrario, faltan ese fundamento divino y esa esperanza de la vida eterna, la dignidad humana sufre lesiones gravísimas -es lo que hoy con frecuencia sucede-, y los enigmas de la vida y de la muerte, de la culpa y del dolor, quedan sin solucionar, llevando no raramente al hombre a la desesperación.
Todo hombre resulta para sí mismo un problema no resuelto, percibido con cierta obscuridad. Nadie en ciertos momentos, sobre todo en los acontecimientos más importantes de la vida, puede huir del todo del interrogante referido. A este problema sólo Dios da respuesta plena y totalmente cierta; Dios, que llama al hombre a pensamientos más altos y a una búsqueda más humilde de la verdad. (GS. Nº 21/22)8.
Contrariamente, el fenómeno del ateísmo9 es de alguna manera, por lo menos en el mundo occidental, una afirmación del hombre. Como dice el Concilio Vaticano II, los cristianos tenemos alguna culpa al haber presentado una desfiguración de Dios: por lo cual en esta génesis del ateísmo pueden tener parte no pequeña los propios creyentes, en cuanto que, con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina e incluso con los defectos de su vida religiosa, moral o social, han velado más bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión. (GS N°. 19)10 .
Es lamentable, pero en ocasiones los cristianos hemos “…velado [más] que revelado el genuino rostro de Dios…”11 . La pérdida de impacto del anuncio del Evangelio, es más bien una pérdida de “revelación” o manifestación de la Buena Noticia, para hacerla creíble con el testimonio de vida. O explicado de otra manera, una pérdida de significación del mensaje. Ateos como Nietzsche, Feuerbach pertenecieron a familias cristianas pietistas. Esto nos debe cuestionar. Hemos presentado en ciertos contextos una figura de Dios, que más que promover al hombre, lo disminuye, olvidando que el Hijo de Dios optó por el hombre. El cristiano debe ser el hombre más humano. En toda la Historia de Salvación, la “revelación” de Dios se da en el AMOR (1 Jn 4, 8.20).
Naturaleza del signo lingüístico
En lenguaje agustiniano, la lengua, es la mayor expresión sígnica del hombre. El análisis del lenguaje me permite encontrar un valioso soporte para presentar el ontos semiótico del hombre. El hombre sale de sí, expresándose. Es el lenguaje oral y escrito que manifiesta en su comunicación sígnica, la identidad del hombre. El lenguaje, siendo una necesidad humana, me permite descubrir en el hombre su natural apertura, una apertura que tiene sed de Infinito. No es saliendo del mundo en donde descubro a Dios, sino entrando en el microcosmos humano donde experimento la presencia de Dios. En el interior12 del hombre hay un permanente anhelo por significar a Dios.
El signo lingüístico es sincrónico y es diacrónico13 . Lo sincrónico va en relación con lo estático de la lengua, ya sea oral o escrita en su fijación cultural. Lo diacrónico se ubica en relación con la evolución de la lengua, es el lenguaje oral y escrito en una continua evolución a través del tiempo.
La estructura semiótica del hombre es permanente, sin embargo, la lectura, interpretación de esa semiología, va evolucionando culturalmente. Los énfasis van cambiando. La racionalidad emergente de la posmodernidad es mucho más sensible a la imagen, al signo. El énfasis racional de la modernidad, ha dado paso al énfasis dado a la sensibilidad por la postmodernidad. Leyendo el signo en la cultura posmoderna, encontramos su diacronía.
El hombre siendo el mismo ónticamente, hoy como ayer, culturalmente va evolucionando. Es dentro de este contexto que se lee al hombre. Aplicando al hombre la aparente antinomia, sincrónico-diacrónico en la estructura semiótica del hombre, se descubre en él su apertura trascendental14 .
De esta manera, el objeto de la lengua es social, el hombre sale de sí, hablando a través del lenguaje oral y escrito. Este, “salir de sí” demuestra una natural apertura que exige una respuesta. El otro de alguna manera responde a su natural apertura, sin embargo, ese “otro” no lo llena plenamente. El otro como ser personal responde de alguna manera a ese “salir de sí”. Sin embargo, ese “otro” no le satisface plenamente. El hombre en su natural apertura, exige otro, que satisfaga todos sus anhelos. Ese Otro dentro de la dimensión social del hombre, exige una relación personal. Ni las cosas ni las ideas plenifican al hombre. Sólo una relación personal satisface plenamente al hombre. Ese Otro es personal para que responda a la naturaleza humana.
En ese contexto, el lenguaje en sí mismo no permite cumplir el objeto de la lengua, sólo cuando es social cumple su objeto, respondiendo al innato deseo de apertura humana. El hombre ser semiótico solo lo demuestra significándose socialmente, es decir, abriéndose al otro15 . Así el instrumento para manifestar su apertura es sígnico. Por eso, el lenguaje, tiene una función representativa 16.
La palabra escrita u oral, no es la expresión o la cosa que significa, pero sí tiene relación con la idea o cosa representada. El hombre es la significación de Dios, pero no es Dios. La palabra no está al margen de la idea o cosa, sino que, de alguna manera, expresa la idea o cosa representada. Analógicamente, el hombre no está aislado de la relación con Dios quien se significa en su propia estructura. Sin la significación de Dios quedaría la naturaleza humana mutilada. La significación de Dios es una exigencia de su naturaleza. Un signo sin relación con la realidad significada, no significa. Lo que hace al signo significante es su relación con la realidad significada. Si el hombre no descubre en su significidad, la significación de Dios, en modo alguno, será significante para el otro.
La significación de Dios se da por vía experiencial, más que por vía racional gnoseológica. El hombre lleva en sí la experiencia de Dios así no lo constate él mismo. El lenguaje representa lo real a través de un signo. El hombre al representar a Dios no está significando algo o alguien irreal, sino al ser de Dios, representado en él mismo.
La significación de Dios en el hombre no es una idea. Hay una intrínseca relación entre larealidad (Dios) y su representación (el hombre). El signo al representar no pierde su identidad real. El hombre al representar a Dios, no pierde su identidad humana. Al ser signo de Dios hace experiencia en forma significante su propia naturaleza. En la signicidad humana no hay una simbiosis divina. En la experiencia semiótica, ni Dios ni el hombre pierden su identidad. El hombre es verdaderamente humano cuando es significación de Dios. Así que el hombre es representación y nunca puede reemplazar al representado. De lo contrario perdería el sentido de ser signo. Se llama signo “al total resultante de la asociación de un significante (imagen) y de un significado (concepto)”17.
El hombre es significante y esta realidad óntica nos lleva al concepto de la apertura categorial-al otro y a su apertura trascendental a Dios. En el enfoque rahneriano, la teología es una antropología. No se puede hablar de Dios sino partiendo del hombre. El hombre no se sacia a sí mismo sino en su total apertura al Infinito. “Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto, hasta que no descanse en Ti”18. La sed de trascendencia exige la respuesta más humana a la cuestión del hombre. El signo tiene la misión de relacionar, es decir, sale de sí para llevarnos a otra realidad, íntimamente ligada con esa relación. San Agustín, al expresar la sed de Dios en el hombre, no se hace otra cosa que constatar la “asociación significante”.
Reflexiones finales
Hemos visto en los inicios de este artículo, el valor del signo, ya sea en el lenguaje y paralenguaje, “como expresiones de la estructura óntica del hombre”, como en las diferentes expresiones de la semiótica humana. El lenguaje de los signos juega un papel fundamental en el desarrollo de la investigación que se ha venido desarrollando, los semiólogos Ferdinand de Saussure, Charles Sanders Peirce y Émile Benveniste, entre otros, cuya bibliografía hemos venido citando, muestran el valor de los signos como instrumentos necesarios de la comunicación humana. Se ha mostrado, cómo el hombre de la postmodernidad es muy sensible al lenguaje de la imagen. El lenguaje de los símbolos obedece más la dimensión sensible del hombre; la razón interpreta los signos. Igualmente, San Agustín ha sido clave en la semiótica, sobre todo con el libro, de la doctrina cristiana (Ob. Cit.).
Sin duda alguna, el signo que no significa pierde su identidad, no es operativo y no comunica. Vimos cómo los signos con el correr de los tiempos y el desarrollo de las culturas, van cambiando (sentido diacrónico). Pueden resultar obsoletos. En tal situación, el mensaje cristiano puede estar utilizando hoy, signos que han perdido significación. De ahí que es necesario una continua actualización, para saber “leer los signos de los tiempos” y, sin cambiar los contenidos, presentemos la Buena Noticia, con “nuevos métodos, nuevas expresiones y nuevo ardor” (Juan Pablo II, discurso en Haití 09 de marzo de 1983).
Por otro lado, la mayor significación de Dios es el hombre. A través del método antropológico trascendental se ha mostrado cómo el hombre es por naturaleza apertura categorial- finita y apertura trascendental-infinita. Siendo este soporte fundamental en el discurso que hemos venido desarrollando, esa estructura óntica antropológica, resultaría inoperante si no mostrara esa apertura a los demás. El código de la mostración de Dios es la significación. El hombre lee el signo cuando es significante. El cristiano respondiendo a su estructura óntica, está llamado a ser significación de Dios con la evidencia que Dios se ha encarnado. Por ello, no basta predicar el Evangelio, hay que hacerlo creíble y será creíble, cuando es significado en la vida.
Notas
1San Agustín, De la doctrina cristiana, Tomo XV, BAC, Madrid, MCMLVII, cap. I
222
3Siguiendo la Gaudium et spes, No. 22 “EL misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio
del Verbo encarnado”
4 Karl Rahner, Espíritu en el mundo, Ed. Herder, Barcelona, 1963, p. 73.
5 El hombre solo se puede comunicar a través de signos. Si el hombre no puede comunicarse, entonces, ¿qué es el hombre? La onticidad del hombre es sígnica. Semiótica viene del griego Seµeιον que significa signo. En un primer momento, cito con frecuencia al padre de la semiótica, el norteamericano Charles Sanders Peirce y al gran semiólogo del lenguaje el francés Ferdinand de Saussure. Presupuestos fundamentales para llegar al hombre como mostración de Dios
6 Charles Sanders Peirce, Razón e invención del pensamiento Pragmático, Ed. Anthropos, Barcelona, 2008. Véase, La Ciencia de la semiótica, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1974. p.29.
7 Peirce, La ciencia de la semiótica, p. 22.
8 Concilio Vaticano II. Documento “Gaudium et spes # 21/22”
9 La palabra «ateísmo» designa realidades muy diversas. Unos niegan a Dios expresamente. Otros afirman que nada puede decirse acerca de Dios. Los hay que someten la cuestión teológica a un análisis metodológico tal, que reputa como inútil el propio planteamiento de la cuestión. Muchos, rebasando indebidamente los límites sobre esta base puramente científica o, por el contrario, rechazan sin excepción toda verdad absoluta. Hay quienes exaltan tanto al hombre, que dejan sin contenido la fe en Dios, ya que les interesa más, a lo que parece, la afirmación del hombre que la negación de Dios.
10 Concilio Vaticano II. Documento “Gaudium et spes # 19”
11 Idem # 20
12 San Agustín, Las confesiones, cap. X No. 27.
13 Véase, F. de Saussure, Curso de lingüística general, Ed. Losada, Buenos Aires, 1979, décima
edición.
14 F. de Saussure, Curso de lingüística general p. 60.
15 Charles Sanders Peirce, La ciencia semiótica, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1974, p. 24
16 E. Benveniste, Problemas de lingüística general, S.XXI editores, vigésima primera edición, Buenos Aires, 2001, p. 27
17 Véase a Benveniste, quien a su vez cita a Saussure, p. 49.
18 San Agustín, Las confesiones, PL 32, 661.
LA CONSTITUCIÓN DE 1947 y DIOS TODOPODEROSO
DOSSIER
LA CONSTITUCIÓN DE 1947 Y DIOS TODOPODEROSO
Msc. Ángel Muñoz Flores
A modo de introducción
Con los sucesos políticos que comienzan en Venezuela a partir de 1808, y tienen su momento cúspide el 19 de abril de 1810 y se concretan el 5 de julio de 1811 desembocan en la emancipación de Venezuela como país libre de España, se hace necesario legislar para darle a la nueva nación una carta fundamental que ratificara el carácter republicano a la nueva creación inspirada en los principios emanados de la ilustración y sobre todo siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos de Norteamérica.
En 1811 se aprueba la primera Constitución de la República de Venezuela y en esta primera carta fundamental el constituyente decide incluir en su preámbulo la invocación de Dios Todopoderoso , para legislar en su nombre, y para que éste protegiera y guiara los actos del Congreso Constituyente. De allí en adelante por lo menos en las veintiún Constituciones incluir a Dios Todopoderoso en ellas se hacía de manera automática, esto no llegó a generar ningún tipo de debate ni siquiera durante el Guzmancismo que tuvo unas relaciones conflictivas con la iglesia durante el siglo XIX.
El nombre de Dios en la legislación republicana
En el ante proyecto de la Constitución de 1947 no aparecía el nombre de Dios Todopoderoso en el preámbulo como había sido tradicionalmente, ello fue motivo de largos e intensos debates en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente, por un lado estaban los representantes de la Iglesia Católica propiamente dicha mediante unos curas activos que eran diputados electos en las planchas del partido Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) y por sus compañeros de bancada que eran socialcristianos. Por el otro lado estaban los diputados del Partido Comunista de Venezuela (PCV), los cuales sostenían una postura ideológica basada en el materialismo histórico. Estas concepciones filosóficas opuestas llevaron a los comunistas y a los representantes del clero, así como a los diputados de COPEI a protagonizar encendidos debates. Debido a la existencia de distintas corrientes de pensamiento en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente, el debate acerca de la inclusión o no de Dios en el preámbulo de la Constitución Nacional fue tan álgido como rico en argumentación y contenido ideológico.
Antecedentes de la disputa ideológica entre marxistas y cristianos-católicos
Se podría decir que los estudiantes en Venezuela siempre han buscado la manera de organizarse, para no retroceder mucho en el tiempo se puede mencionar que primero existió la Asociación General de Estudiantes (AGE), que luego sería sustituida por la muy conocida y célebre Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV), allí se encontraban agrupados los estudiantes de diversas carreras y de pensamientos diversos también. Esta organización estudiantil llevaría a cabo el enfrentamiento civil e ideológico contra la dictadura de Juan Vicente Gómez Chacón, sus acciones más conocidas son las de la celebración de la semana del estudiante en febrero de 1928, que movieron las bases del gomecismo y que se ha conocido como la generación del 28, importante porque de allí van a surgir los lideres, los fundadores de los partidos políticos modernos en Venezuela.
Posteriormente por razones ideológicas y por influencia del clero venezolano en un grupo de estudiantes va a ocurrir una escisión en la organización, de esta va a surgir en 1936 Unión Nacional Estudiantil (UNE), aquí se van agrupar los estudiantes católicos en liderados por Rafael Caldera Rodríguez y Pedro José Lara Peña, esta organización estaría influenciada por el Vaticano y por la Iglesia Católica venezolana. La agrupación fue acusada de falangista y de hecho se manifestaban contra el Frente Popular Republicano en España, allí se producen los enfrentamientos ideológicos entre los estudiantes de izquierda y los de la derecha representados en la UNE.
Ciertamente los integrantes de UNE al estallar la guerra civil española, prolegómeno de la segunda guerra mundial se mostró a favor del falangismo, el fascismo representado en el franquismo, en contra del campo republicano representado por socialistas, comunistas y anarquistas. De tal forma que el enfrentamiento entre marxistas e izquierdistas contra los cristianos católicos tenía antecedentes importantes antes de la revolución de octubre de 1945, en la que participa un partido de izquierda, socialdemócrata como Acción Democrática (AD).
Después del fallecimiento del dictador Juan Vicente Gómez Chacón, se desató en Venezuela un movimiento de las masas populares en procura de lograr libertades democráticas que se ha mantenido hasta el presente con sus altibajos. A la dictadura de Gómez le seguiría el gobierno del general Eleazar López Contreras, denominado como la dictablanda y posterior a este el gobierno del general Isaías Medina Angarita, calificados todos como la dictadura liberal regionalista por el historiador Germán Carrera Damas.
Estos gobiernos fueron elegidos por el congreso como lo establecía la Constitución Nacional vigente, sin embargo, se le negaba al pueblo el ejercicio de la soberanía y de la ciudadanía, puesto que solamente podían votar los varones mayores de 21 que supieran leer y escribir y sólo por una reforma de la carta magna, pudieron votar las mujeres, empero, hasta la elección de los Concejos Municipales manteniendo desde luego el requisito de saber leer y escribir.
Golpe de Estado y luego revolución del 18 de octubre de 1945
La incapacidad del general Isaías Medina Angarita para comprender el nuevo escenario político presente en Venezuela, sumado a la fuerza de los grupos conservadores tanto civiles, como militares desembocó inevitablemente el golpe de estado del 18 de octubre de 1945, empero, a partir de ese mismo golpe se comenzó a desarrollar una revolución en cuanto a sus resultados inéditos y que aún permanecen vigentes en nuestro país. La Junta Revolucionaria de Gobierno se constituyó el 19 de octubre en la noche con carácter provisional, quedó integrada de la siguiente manera: Rómulo Betancourt como presidente, y los doctores Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Gonzalo Barrios de AD, el independiente Dr. Edmundo Fernández, el teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud y el capitán Mario Vargas.
El acta constitutiva de la JRG definió con claridad sus propósitos y metas:
Que esta junta dure en el ejercicio del Poder Ejecutivo el tiempo necesario para convocar a elecciones generales, elección del Presidente de la República por sufragio universal directo y secreto, realizar esas elecciones y llevar a cabo cuanto sea necesario a reformar la constitución nacional, de acuerdo con la voluntad del pueblo
Esas elecciones fueron convocadas para el 27 de octubre de 1946, los partidos que participan en la contienda electoral van a ser, Acción Democrática(AD), Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), Partido Comunista de Venezuela (PCV) y Unión Republicana Democrática (URD). El resultado fue el siguiente: AD obtuvo 137 diputados, COPEI 19 diputados, el PCV 2 diputados y URD 2 diputados, cabe destacar que en las planchas del Partido COPEI salieron electos cuatro sacerdotes de la Iglesia Católica, cosa que no es extraña en la historia de Venezuela ya que en el Congreso de 1811 la Iglesia Católica tuvo nueve sacerdotes como diputados.
La Iglesia Católica actúa como partido político
La iglesia no quería permitir que se vulnerara su estatus, por esta razón se ha visto a lo largo de la historia su carácter de institución conservadora por excelencia. Es un hecho comprobado que la religión unida a la política produce buenos frutos para quienes saben utilizarlo. En cuanto a la Constituyente del año 1946, dentro del contexto de lo que se conoce como el trienio adeista, la Iglesia participa activamente en la vida política de Venezuela y esto se va a manifestar de varias maneras, una de ellas fue la utilización del diario La Religión órgano de divulgación oficial de la Iglesia Católica, fundado en 1890. La Iglesia Católica venezolana había perdido parte de su poder durante el siglo XIX con la aprobación de la libertad de culto y posteriormente durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco con el establecimiento del matrimonio civil, el registro civil, extinción de los conventos, administración civil de los cementerios entre otras medidas, empero esta situación fue cambiando durante el siglo XX, a pesar de las envestidas de Cipriano Castro. Un punto en contra de la iglesia cristiana- católica fue la aprobación en 1904 del divorcio, esto desde luego cayó muy mal en el clero, empero, nada podía hacer al respecto. Sin embargo, al amparo de la sombra de la dictadura de Juan Vicente Gómez Chacón, esta fue recuperando espacios perdidos y ocupando otros. El conflicto más emblemático y grave fue la expulsión del sacerdote Salvador Montes de Oca. Incluso el tirano recibió la Orden Piana del Papa.
La Iglesia siempre ha mantenido una postura de convivencia con lo establecido, en tanto no perjudique sus intereses y utilizó el diario La Religión dirigido a la sazón por el Monseñor Dr. Jesús María Pellín, para difundir las propuestas de los constituyentitas del partido COPEI y de los constituyentitas de la Iglesia, es decir, los sacerdotes elegidos en la planchas de este partido, ellos eran: Pbro. Luis Eduardo Vera por el estado Lara, el Pbro. José Rafael Pulido Méndez por el estado Mérida, Pbro. Carlos Sánchez Espejo por el estado Táchira y el Pbro. José León Rojas por el estado Táchira. Así como para atacar al gobierno que presidia Rómulo Betancourt y desde luego al PCV.
Todos los temas tratados en esta Constituyente, fueron motivo de acaloradas discusiones y una de ellas sin duda alguna, fue el tema religioso, sobre todo cuando se dio a conocer un anteproyecto de Constitución a la Asamblea en el que no se incluía el nombre de Dios Todopoderoso en su preámbulo como se había hecho en las Constituciones pasadas. La reacción de los diputados sacerdotes, de los copeyanos y de la prensa católica, no se hizo esperar, surgió inmediatamente a través de sus representantes. Los discursos de los curas diputados, estaban dirigidos a destacar varios elementos, el primero de ellos es que es abroga sólo para la Iglesia Católica, toda la feligresía cristiana y eso no es cierto, porque ya para la época había un importante movimiento de protestantes que aumentaba sus adeptos y eran cristianos igual, sólo que no obedecían a la autoridad de la Santa Sede, es tan cierto que en el seno de la Constituyente también había evangélicos. Otro elemento importante es que buscan ganar para la discusión religiosa adeptos y acusar a sus contrarios de ateos, de herejes y así colocarlos contra la pared. Su objetivo principal es obtener prebendas sobre lo referido al patronato eclesiástico, y el poder en general, para intervenir en los asuntos públicos del Estado.
El clero católico a través de su prensa agita el ambiente político del momento a su favor apelando a la tradición, a la historia incluso al fanatismo de los más radicales, es por esa razón que en el diario La Religión se ataca de manera contundente a los que se oponían a quienes promovían la no inclusión de Dios en la Constitución Nacional y se negaban a legislar en nombre de Dios. A través de la historia se ha visto y además demostrado, que la iglesia siempre ha representado un poder tanto político como económico, no se puede olvidar que el poder divino de los reyes era en su momento legitimado por el Papa. También se han desarrollado en tiempos pretéritos encarnizados enfrentamientos entre el poder eclesiástico y el poder temporal. Es evidente que la lucha de la iglesia por preservar el nombre de Dios en el preámbulo de la Constitución Nacional se debía a que siendo ella la representación de Dios en la tierra, debía mantener el poder que había adquirido a través de años de adoctrinamiento, que en muchos de casos era casi de carácter oficial.
Lo que la Iglesia Católica estaba defendiendo más allá de la fe cristiana, era sin duda alguna, el poder político para involucrarse con las instituciones del Estado y tratar de controlar varias esferas de la vida nacional, como la educación, el papel como religión oficial y otras prerrogativas que pudiese lograr tanto en la nueva Constitución, como en las demás leyes de la república. Los distintos ataques de los curas constituyentistas, no sólo estaban dirigidos contra sus rivales ideológicos de siempre, es decir, los marxistas y los comunistas, sino también al partido AD de ideología socialdemócrata, para provocar su entrada en el debate con la iglesia y los buenos frutos los recogería ella y el partido COPEI, no obstante, ante los ataques de los Presbíteros Sánchez Espejo y León Rojas, los diputados de Acción Democrática, dejan claro el carácter político de la polémica por la inclusión de Dios Todopoderoso en la Constitución impulsada por la Iglesia Católica y COPEI, empero, además dejan claro que ellos (AD) no necesitaban valerse de las creencias religiosas para ganar adeptos, entonces significa a la luz de este planteamiento categórico que COPEI si lo necesitaba. Ponen de relieve que el partido político es eso, una organización política y no religiosa.
La Iglesia buscaba erigirse en una autoridad casi suprema, reconocida en este caso por la carta fundamental, su debate apoyado desde luego por COPEI y difundido a través del diario La Religión, además de otros periódicos religiosos regionales promovían la inclusión de Dios en el preámbulo de la Constitución, empero, el alcance de la misma iba mucho más allá, era el derecho de seguir dirigiendo parte de la educación, sobre todo la privada, y también era participar en la ley de patronato eclesiástico, y de esta manera lograr su consolidación casi absoluta, y predominio sobre el resto de las distintas confesiones existentes en el país.
COPEI ¿Partido Católico? Favorece a la Iglesia
COPEI logró una representación de 19 diputados en la Asamblea Nacional Constituyente de 1946, de los 160 que integraban el cuerpo legislativo, era el primer partido de oposición y su fortaleza electoral se encontraba en los estados andinos, esto se explica por el rechazo en esa parte del país al golpe de Estado contra el general Isaías Medina Angarita en el que el partido AD había participado activamente en primer término, y en segundo término, porque en esa región del país históricamente los conservadores habían tenido predominio, igual que la Iglesia Católica hay que recordar que los fundadores de COPEI mantenían vínculos directos y estrechos con el clero venezolano. Una de las razones por la cual los jóvenes católicos se van de la FVE es por la influencia del clero en algunos jóvenes que luego serán los líderes de UNE.
El clero católico utilizaría no sólo el púlpito para ganar adeptos, el diario La Religión sería un instrumento muy valioso para la difusión de su doctrina religiosa, empero, también para influir políticamente en los jóvenes, es decir, como herramienta para adoctrinar, y fijar una posición que los católicos debían seguir incluso en el aspecto político. El partido COPEI tiene su origen en Unión Nacional, y antes en Acción Electoral (1938), Movimiento de Acción Nacionalista (1939), Acción Nacional (1942), todas tienen en común su carácter conservador, anti marxista y defensor de la religión católica y de los valores tradicionales de la familia y la patria, vinculados ideológicamente al falangismo español y al fascismo italiano.
COPEI defendió en la Constituyente los intereses de la Iglesia Católica y ello puede observarse en todo el debate y en el diario La Religión, en el que recoge a páginas completas las intervenciones de Rafael Caldera, empero, además es alabado y engrandecido por el órgano divulgativo de la Iglesia Católica, como su más eximio defensor. Aunque el diputado Caldera expresó que COPEI, no era un partido confesional se sabe que ese partido se proclamó como socialcristiano, es decir, un impulsor de la doctrina social de la Iglesia, y desde el Vaticano se impulsaba y apoyaba a los movimientos democratacristiano.
Existe una postura política de la Santa Sede respecto a cuál es según su interpretación, el sistema político que más conviene, se decanta por la democracia cristiana sin ambages. De tal forma que COPEI siguiendo las directrices del vaticano, actúa en consecuencia, cosa que no se le puede reprochar, porque en política muchas veces se lucha por los intereses de sus afiliados, cosa natural, lo que es cuestionable es que Caldera niegue las intenciones de su partido respecto a la defensa de los intereses no religiosos de la Iglesia Católica, que según ellos suponen están en peligro durante la revolución.
Cuando Caldera habla en la Constituyente de respeto y de garantías, se refiere por supuesto a los privilegios y prerrogativas no del pueblo católico, sino, a los de la jerarquía de la Iglesia quien se abroga el derecho de representarlo y hablar en su nombre. Deja claro Caldera que él y su partido COPEI han defendido los principios católicos a pesar de haber declarado ser un partido no confesional. Finalmente, en el debate protagonizado por Caldera, deja claro cuál es su posición, y esta es la de destacar la preeminencia y supremacía de la Iglesia Católica sobre el resto de las otras confesiones religiosas. Es evidente que cuando Caldera dice Iglesia se está refiriendo a la Católica y según su criterio la función de ésta es perfeccionar la vida espiritual del hombre, es decir, debe guiar las luchas políticas y económicas, lo cual deja claro la posibilidad cierta que la institución religiosa intervenga en los asuntos terrenales de los hombres y no sólo de los católicos sino de todos, porque se atribuye el hecho de ser mayoría lo cual es una especie de autoritarismo religioso que no debe permitirse.
El Pueblo es el único dueño de la soberanía y de su preferencia religiosa
El PCV estuvo representado en la Asamblea Nacional Constituyente de 1946 con dos diputados, Eduardo Machado y Juan Bautista Fuenmayor. Sostuvo en este escenario propuestas muy concretas respecto al tema religioso y la soberanía popular, verbigracia se negó a la inclusión del nombre de Dios Todopoderoso en el preámbulo de la nueva Constitución Nacional. Este partido es uno de los primeros en aparecer en el siglo XX en Venezuela, nace como un partido de inspiración proletaria a pesar que no hubo proletarios en su fundación, tiene una visión de la sociedad basado en el análisis del materialismo histórico, desde luego estaba influenciado y vinculado a la Unión Soviética en lo político y en lo ideológico, no puede olvidarse que el PCV fue aliado del gobierno del general Isaías Medina Angarita, debido a la línea ordenada por la Unión Soviética basada en la tesis de promover alianzas con gobiernos no fascistas y así en una etapa posterior llegar al poder, esto fue conocido como los Frentes Populares y el etapismo. En el aspecto internacional el PCV estuvo a favor de los aliados contra el eje nazi fascista, y como ya se ha dicho durante la guerra civil española se mantuvo del lado del frente republicano.
El PCV propugna la libertad de religión
En el amplio y acalorado debate de la Asamblea Nacional Constituyente de 1946, el PCV se pronunció a favor de la exclusión del nombre de Dios en la carta magna, planteaban que no era necesario y que debería existir total y absoluta libertad de conciencia para que cada quien escogiera la religión que mejor le pareciera. Fuenmayor representante comunista realiza una disertación materialista y no clerical, contraria a la de COPEI, que es notoriamente clerical. Fuenmayor con ese análisis rebate a los copeyanos y a los representantes de la Iglesia que detrás del nombre de Dios pretenden ser religión oficial y de esta manera mantener sus prerrogativas y obtener otras. En ese sentido el PCV denuncia las posiciones conservadoras y hasta reaccionarias del clero católico en general y del venezolano en particular. En tal sentido Fuenmayor propone la libertad de religión, una iniciativa progresista, esta postura ya había sido llevada a cabo durante el siglo XIX en Venezuela por varios liberales entre los que destaca Tomás Lander.
Fuenmayor resalta la libertad de conciencia de los ciudadanos para establecer sus creencias religiosas, además destaca la importancia de que ninguna institución y menos el Estado intervenga en ese aspecto que debe ser respetado como el espacio vital y personal de cada quien, de esta manera refuta al diputado Caldera quien se ha pronunciado en favor de los privilegios y prerrogativas de la Iglesia Católica. Para el PCV no sólo era innecesario el nombre de Dios en el preámbulo de la carta magna, sino, inconveniente privilegiar una religión sobre otra, La posición de Fuenmayor se enmarca en la visión leninista de la religión en la que se plantea que la religión debe ser un asunto privado del individuo y no algo impuesto por la fuerza, de tal modo que, las personas deben practicar la religión que deseen o no practicar ninguna y nadie puede obligarlo ni involucrarse en ese aspecto de la vida de las personas.
Los diputados comunistas tienen propuestas que enfrentan el hecho cierto que la Iglesia Católica pretende tener carácter oficial y además continuar con el control de la educación privada, empero, también obtener posiciones relevantes en otros aspectos de la vida nacional convertirse en la única guía espiritual de todos los venezolanos ambición de suyo desproporcionada. Por otro lado, la propuesta de la libertad de culto del PCV es progresista, no obstante, en su país guía la URSS no existía libertad de culto.
Se debe legislar en nombre del pueblo, no en nombre de Dios
Durante el intenso debate, acerca del tema religioso tanto los comunistas como los copeyanos argumentaron histórica y filosóficamente sus tesis ideológicas y las razones por las cuales se debería o no incluir la advocación de Dios Todopoderoso en el preámbulo de la nueva carta magna. El diputado Fuenmayor argumenta para justificar la no inclusión de Dios Todopoderoso , que si este existe lo hará a pesar que no se incluya en el preámbulo de la Constitución, además es el pueblo y no Dios el dueño de la soberanía. la intervención del diputado Fuenmayor se basa en un aspecto materialista de la política, y deja ver que cuando COPEI y la Iglesia piden la inclusión del nombre de Dios en la Constitución lo hacen con un claro criterio político para imponer los designios de la Iglesia Católica sobre el resto de las demás confesiones religiosas.
Es importante destacar que durante todo este proceso la Iglesia Católica actuó como una fracción política, hizo proselitismo político, atacó a la Junta Revolucionaria, y también al PCV utilizando todos los medios disponibles, tales como la prensa en este caso el diario La Religión fue fundamental, así como otros periódicos regionales sobre todo en los andes, pero también entregaron volantes en las misas y en cualquier actividad de carácter religioso. Es natural que la Iglesia actuara de esta manera, porque estaba defendiendo sus intereses, sus privilegios y buscaba a toda costa mantenerlos e incluso ampliarlos.
Consideraciones finales
En el interesante debate del tema religioso, en la Asamblea Nacional Constituyente, lo más debatido fue la inclusión del nombre de Dios Todopoderoso en la nueva Constitución Nacional, en el participaron activamente el PCV y COPEI incluidos desde luego, los sacerdotes constituyentistas, AD participó poco en este debate, empero, también hubo la intervención de un diputado cristiano evangélico que tenía una posición distinta a la de los diputados del PCV y la sostenida por los diputados de COPEI, se trata del diputado Pastor Peña Vadell que plantea que debe existir igualdad religiosa y en cuanto a la inclusión del nombre de Dios nada le quitaba al pueblo de legislar por medio de sus representantes, ello no significaba que ninguna religión se aprovechara de ello para intentar imponerse sobre el resto. El diputado Peña Vadell, cristiano evangélico, si bien no comparte la propuesta de la exclusión de Dios Todopoderoso de la Constitución Nacional, si está de acuerdo con el postulado de la libertad de religión y la libertad de culto, no puede ser de otra manera, el forma parte de una minoría religiosa, en este caso la protestante que sin embargo ya mostraba signos de crecimiento en el país.
Es interesante su posición porque coincide con los comunistas respecto a la soberanía popular y que se debe legislar en nombre del pueblo, como se puede observar, es una posición discordante e intermedia entre las dos posiciones encontradas e irreconciliables entre copeyanos y comunistas. Finalmente, el nombre de Dios Todopoderoso fue incluido en el preámbulo de la Constitución Nacional de 1947, no obstante, quedó para la historia, la controversia y el debate que generó la propuesta de no incluirlo por primera vez en el preámbulo de la carta Magna como se venía haciendo desde 1811.