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Mensaje de Pascua 2024 – CMI
Jesús no está aquí, ¡ha resucitado!
Como ellas les tuvieron temor y bajaron la cara a tierra, ellos les dijeron: —¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí; más bien, ha resucitado. (Lucas 24:5-6)
Al observar nuestro mundo actual, vemos muchísimo dolor, sufrimiento y muerte. De hecho, parece que estemos rodeados de muerte. Esta es la impresión que tenemos cuando pensamos en los miles de personas que pierden la vida en las guerras, en los millones de personas que mueren de hambre e inanición, en los cientos de refugiados que se ahogan en los mares, y en las otras muchas personas que mueren cada día a resultas de la violencia étnica, racial y de género. Nos estamos acostumbrando a la violencia y la muerte como si fueran experiencias normales de la vida.
En este tiempo de Cuaresma, se nos recuerda el sufrimiento de la brutal muerte sacrificial de Jesucristo. Algunos de los discípulos y muchos de sus seguidores, incluidos sus familiares y amigos, creyeron que todo acababa ahí, con un Jesús muerto. Cuando ese día de resurrección fueron a la tumba, eso era precisamente lo que esperaban. Habían olvidado la promesa de Jesús de que al tercer día resucitaría. Así que pueden imaginarse el carácter eminentemente profundo de la pregunta de los ángeles: “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?”. Con esta pregunta no se pretende indicar que Jesús no se encuentra entre los muertos, sino afirmar que Cristo ha resucitado y ha vencido a la muerte.
La tumba vacía es un signo de VIDA en medio del sufrimiento y la muerte. El mensaje deja claro que con la resurrección de Jesús se ha vencido a la muerte. Ante la angustia provocada por las innecesarias muertes sin sentido en nuestro mundo actual, se nos recuerda que el siervo sufriente que murió por nosotros no solo sufre con nosotros, sino que da vida a quienes creen. Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre” (Juan 11:25-26).
La tumba vacía también es un signo de ESPERANZA. El don de la vida eterna no es una espiritualización o romantización de la muerte, sino una promesa y la esperanza de que el Señor resucitado traerá justicia y equidad. La esperanza es un don escatológico que nos dice que, a pesar de nuestras actuales penas y sufrimientos, no estamos solos. El Señor resucitado está con nosotros restaurando la esperanza y la alegría. Pero la esperanza no es una aceptación pasiva de la muerte, sino la inspiración que nos lleva a honrar, respetar y apreciar la vida, el don que Dios nos ha dado. La esperanza nos llama a resistir y a oponernos a las autoridades y los sistemas injustos que niegan la vida y nos privan de ella, porque el Dios de vida está del lado de la justicia y la paz en el mundo.
La tumba vacía también es un signo de AMOR. Nos dice que nada puede separarnos del amor de Cristo. El apóstol Pablo lo deja claro cuando lo afirma en Romanos 8:38-39: “Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte ni la vida ni ángeles ni principados ni lo presente ni lo porvenir ni poderes ni lo alto ni lo profundo ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro”.
Efectivamente, en el mundo actual, estamos rodeados de muerte. En este contexto, recordemos el mensaje pascual: “No está aquí; más bien, ha resucitado”. Cada vez que estemos en una situación de sufrimiento y muerte, recordemos que el Señor resucitado nos da vida, esperanza y amor. Que la paz de cristo esté con todos ustedes.